El balanceo derecha-izquierda o delante-detrás, los tics (tocarse el pelo, la nariz o rascarse la cabeza) y el andar de un lado para otro sin ningún objetivo denotan nerviosismo e inseguridad y, más importante aún, minan nuestra credibilidad. La audiencia de forma inconsciente está detectando alguna cosa que no cuadra y que no les hace sentir cómodos; incluso algunas veces el tic es tan obvio que la audiencia se dedica a contar cuantas veces te tocas la nariz.
El aspecto clave de estos movimientos descontrolados es que distraen y nos alejan de nuestro propósito de conectar con la audiencia.