Cuando he llegado al bar Carlota me ha mirado de reojo y me ha hecho un gesto con la cabeza como preguntando "Y bien, qué quieres?". Yo le he pedido un bocadillo y una coca-cola y me he sentado en una mesa a esperar mientras leía el periódico. Al cabo de un rato me ha traído el plato y el vaso y sin decirme nada los ha dejado encima de la mesa y se ha marchado. Las cosas como son: El bocadillo estaba buenísimo! A la hora de pagar le he pedido "Me cobras por favor?" y ella sin mirarme me ha dicho "5 Euros". Yo le he dado el importe exacto y ella mirando el dinero me ha respondido con un seco: "Vale".
- El contacto visual nos muestra cercanos, muestra que estamos pendientes de la otra persona, que nos preocupamos por ella. Son cosas tan obvias que no las valoramos hasta que no están. Cuando Carlota no me ha mirado, lo he notado y me ha afectado.
- La sonrisa nos muestra distendidos, se contagia, nos relaja a nosotros y también relaja a los demás y nos alegra la vida. La sonrisa es muy poderosa. La próxima vez que estés enfadado sonríe y verás como tu percepción de la situación cambia.
Al no sonreír, Carlota no solo pierde la ocasión de conectar con sus clientes sino que además pierde la ocasión de disfrutar de su día. Seguro que Carlota está sumergida en su mundo interior y debe estar pensando en sus problemas pero cuando estás en frente de un cliente tienes que dejar tus problema a un lado. De la misma forma, cuando hablas en público tienes que centrarte en tu audiencia y mostrar la mejor versión de ti mismo. La mayor parte de la audiencia solo te conocerá durante los 30 minutos de tu presentación y hay que aprovechar ese tiempo para causarles una buena impresión.
Sonríe, mira a los ojos y da las gracias y así alegrarás el día a los que te rodean. Cuesta poco, es gratis y todo el mundo te lo agradecerá.