Con 18 años sufrí mi primer gran desamor cuando mi novia, que se llamaba Marta, me dejó después de seis meses de relación. Cuando Marta me dijo que 'lo nuestro se había terminado', sentí como el mundo se derrumbaba, me hundí emocionalmente y durante unas semanas me sentí fatal. ¿Cómo te sentiste cuando tu primer gran amor se terminó? Los desamores forman parte de la historia que muchos de nosotros hemos vivido: nos hemos enamorado de alguien que no nos ha correspondido o hemos tenido una relación que el otro ha dejado cuando nosotros aún queríamos más. La vida está llena de experiencias dolorosas y nuestra forma de reaccionar frente a ellas define quienes somos.
(1) Auto-compasión: Bucle Negativo
Venirte abajo y lamentarte. Preguntarte "¿Por qué me ha tocado a mi? Yo he trabajado duro y he hecho todo lo posible ¿Por qué me tiene que pasar esto a mi?". Experimentar la emoción negativa, como cuenta Tara Brach en su libro "Radical Acceptance", te puede ser útil para entender que esa situación no es deseable (te hace sentir mal porque no te gustan sus consecuencias) y también te puede ayudar como motivación para decidir cómo actuar la próxima vez. Pero quedarse en un bucle negativo en el que nuestra mente revive una y otra vez la misma situación, lo único que traerá es que nos sintamos mal y nos quedemos paralizados por esas emociones. Marta González a esta actitud la llama ser caperucita.
(2) Reírnos de nosotros mismos y Avanzar
El humor es una excelente estrategia para afrontar situaciones dolorosas. Si te ríes de ti mismo, rompes el bucle negativo. Puedes sentir la emoción negativa durante unas horas, pero después es bueno reírse de uno mismo, cambiar las emociones que experimentas y abrir tu cerebro a buscar soluciones o realizar nuevos planes. El humor, además de hacerte sentir mejor, te ayuda a quitar hierro a la situación, a ver la vida con otros ojos y a ser más creativo. Puedes hacer una pequeña prueba de los efectos positivos del humor: la próxima vez que estés contrariado o enfadado, oblígate a reír (fuérzate a hacerlo), y verás como tus emociones internas cambian y también como tu enfoque del problema es distinta. Marta González a esta actitud de tomarse la vida con humor la llama ser loba.
La próxima vez que la vida te dé un glope, ¿Serás caperucita o loba? Tu manera de reaccionar ante situaciones difíciles define quién eres; tu actitud y tus acciones en esos momentos definen la vida que vas a vivir. Al salir de la función, Marta me regaló y me dedicó su libro reforzando con su sonrisa que en la vida debemos ser 'lobos'. La sonrisa de Marta me recordó mi cita preferida: "Un día sin reír es un día perdido".