Este pasado viernes fui al concierto de Antonio Orozco en Cap Roig. Tengo que confesar que su música no me gusta especialmente y, de hecho, fui al concierto para acompañar a mi mujer y para conocer Cap Roig, referente por los conciertos que se organizan en verano. Pero también tengo que confesar que Orozco me sorprendió muy positivamente por su energía, su entrega y sobretodo por su forma de interactuar con el público.
Hay dos cosas que Orozco hizo a la perfección y que te van a ser útiles cuando tengas que dar un discurso a una audiencia:
(1) Contar una historia personal
Orozco arrancó con mucha energía con una primera canción movida y saltando por el escenario y ésto le sirvió para animar a todos los que estabamos allí. Al terminar esa primera canción cogió el micro y habló; no cantó sino habló. Nos contó una historia personal en la que de forma resumida dijo:
«Os quiero contar una metáfora para deciros algo que no sé bien como explicar. Si me transportara en el tiempo 12 años atrás y, andando por la calle Balmes de Barcelona, me encontrara a mi mismo 12 años más joven me diría: «No te voy a decir donde estarás dentro de 12 años porque no te lo creerás ni tú». Empecé tocando en los bares del Hospitalet en los que me aceptaban; es decir, básicamente uno. Y por eso, 12 años después, estar esta noche aquí en Cap Roig es un sueño increíble y estoy inmensamente agradecido»
Esta historia personal le permitió mostrarse vulnerable y agradecido y eso le conectó con el público. Esta es la primera lecció que me dio Orozco: cuenta una historia personal y conectarás con tu audiencia.
(2) Llamada a la acción
En la parte final del concierto, cuando el público estaba gritando «otra, otra, otra», Orozco volvió a subir al escenario acompañado de una niña de unos 8 años que se presentó con el nombre de Martina. Tras dos horas de concierto y de inumerables intervenciones habladas, Orozco ya se había ganado la confianza y la complicidad del público y, con ese clima de proximidad, nos contó su implicación en proyectos sociales (versión resumida de un discurso de unos 5 minutos):
«Hace tres años vine por primera vez a tocar a Cap Roig y, aprovechando esta plataforma, quise unirme a un equipo que colaboraba con el Hospital de Sant Joan de Deu para ayudar en la investigación del cancer infantil y de otras enfermedades que afectan a los más pequeños, y hoy os puedo anunciar que ese primer proyecto ha tenido éxito y estamos atendiendo 150 niños cada mes. Pero esta noche os quiero decir algo más. Tenía ganas de seguir colaborando con el Hospital Sant Joan de Deu y le pregunté a María José, quién cordina algunos de los programas, qué podía hacer para seguir ayudando. Fruto de esa conversación ahora os pido lo siguiente: sacad vuestro móvil; venga todos enseñadme el móvil; ahora abrid el sms y escribid ‘angel’ y mandadlo al número 28015».
Todos los asistentes sacamos el móvil y seguimos sus instrucciones porque confiábamos en él y porque también queríamos ayudar a los niños del Hospital Sant Joan de Deu aunque en ese momento no sabíamos exactamente qué estábamos haciendo. Orozco hizo una llamada a la acción que todos seguimos al pie de la letra. Te adjunto un pantallazo de mi móvil con el mensaje que mandé. Resulta que ese mensaje dio pie a realizar una donación simbólica de 1,2€ para ayudar a los niños. Orozco logró su objetivo y nos sensibilizó con su causa.
Esta es la segunda lección de Orozco: realiza una llamada a la acción para que la audiencia se active en la dirección de aquello que quieras lograr con tus palabras. Si quieres vender un coche, la llamada a la acción puede ser que visiten la web de tu tienda, que cojan un folleto para estudiarlo con calma, o que se apunten para hacer una prueba con el coche. La llamada a la acción es algo concreto, tangible y fácil de hacer que quizás no es el objetivo último (comprar el coche) pero que te acerca a él.
Las dos lecciones
Le agradezco a mi mujer que me animara a ir a ver a Orozco porque descubrí Cap Roig y pude ver en primera persona como Orozco conectaba con su público con energía, entrega y buena música. Me llevo dos lecciones de esa noche que nos sirven a todos al hablar en público: (1) contar historias personales y (2) realizar una llamada a la acción. A veces salir de la zona de confort y hacer cosas que a priori no nos apetecen nos abre nuevas puertas y nos permite ver un mundo distinto.