¿Qué tipo de conversaciones tienes con tu pareja? La salud de vuestra relación depende de la respuesta a esta pregunta.
Los primeros meses de una relación son fantásticos y no nos cansamos de hablar con nuestra pareja, preguntarle por su vida y sus gustos, y explicarle todo aquello que nos hace sentir bien o incluso sentir mal; es decir, compartimos cosas importantes para nosotros. Después de 10 años de relación las cosas han cambiado, y si la relación ha funcionado, seguimos juntos pero inevitablemente nuestras conversaciones son distintas.
Existen 4 tipos de conversaciones que puedes tener con tu pareja:
- Conversaciones Positivas
- Conversaciones Neutras
- Conversaciones Logísticas
- Conversaciones Negativas (incluye las desastrosas)
Si en proporción tienes pocas conversaciones positivas, es una mala señal. Veamos cómo son estos 4 tipo de conversaciones y qué podemos hacer para tener más conversaciones que nos hagan sentir bien y que mantengan la salud de nuestra relación.
Los 4 tipos de Conversaciones de Pareja
22/2/2016
¿Qué tipo de conversaciones tienes con tu pareja? La salud de vuestra relación depende de la respuesta a esta pregunta.Los primeros meses de una relación son fantásticos
y no nos cansamos de hablar con nuestra pareja, preguntarle por su vida y sus gustos, y explicarle todo aquello que nos hace sentir bien o incluso sentir mal; es decir, compartimos cosas importantes para nosotros. Después de 10 años de relación las cosas han cambiado, y si la relación ha funcionado, seguimos juntos pero inevitablemente nuestras conversaciones son distintas.
Existen 4 tipos de conversaciones
que puedes tener con tu pareja:
- Conversaciones Positivas
- Conversaciones Neutras
- Conversaciones Logísticas
- Conversaciones Negativas (incluye las desastrosas)
Si en proporción tienes pocas conversaciones positivas, es una mala señal
. Veamos cómo son estos 4 tipo de conversaciones y qué podemos hacer para tener más conversaciones que nos hagan sentir bien y que mantengan la salud de nuestra relación.
Conversaciones Positivas
Hay conversaciones que te gusta tener y que te hacen sentir bien. Cuando quedas con un amigo o con una amiga sabes que tendrás una conversación interesante hables de tu jefe, de tu último viaje o del móvil que te acabas de comprar. Hablamos con ellos de cosas que nos importan y que nos interesan y eso nos hace sentir bien
. Nos gusta sentirnos escuchados y nos gusta compartir; sobretodo si la otra persona tiene un interés genuino en escucharnos.
Con nuestra pareja, al inicio de la relación la mayoría de conversaciones son positivas, pero a medida que pasan los años, cada vez tenemos menos conversaciones positivas y en cambio aumentan las conversaciones neutras, logísticas o negativas. Es importante, como primer paso antes de realizar cambios, observar cuantas conversaciones positivas tienes a lo largo del día y cuantas son de las otras.
Conversaciones Neutras
la rutina, y a veces nuestro estado de ánimo, nos lleva a tener conversaciones neutras. Llegamos a casa y por rutina preguntamos «¿Qué tal en el trabajo?» y la respuesta es rutinaria tipo «Bien, como siempre, hoy me ha tocado redactar dos informes para el jefe». Son conversaciones que pasan sin pena ni gloria porque el otro no tiene un interés genuino por escucharte; si no tuviéramos esa conversación no pasaría nada y desde luego no la echaríamos en falta.
Estas conversaciones neutras las podríamos transformar en positivas si la pregunta o la respuesta se formularan con interés real y con un tono de voz que no fuera plano y apagado. Todos podemos encontrar ejemplos de este tipo de conversaciones en nuestro día a día y con pequeños cambios en nuestra actitud podemos transformar una conversación neutra en una positiva. Sólo necesitamos «querer realmente» saber aquello que preguntamos o tener ganas de responder la pregunta que nos hace nuestra pareja.
Un tipo de conversaciones neutras que tienen una relavancia especial porque son muy recurrentes son las conversaciones logísticas. Además, éstas tienen una peligrosa tendencia a la deriva negativa.
Conversaciones Logísticas
Las conversaciones logísticas cada vez van cogiendo más terreno en una relación, y cuando llegan los hijos, se disparan. Son esas conversaciones en las que organizamos quién irá al supermercado, qué hay que comprar, si ha de venir el fontanero, quién irá a buscar a las niños, si vendrán los abuelos mañana, y un largo etcétera. En muchas relaciones estas conversaciones representan más del 80% de las interacciones; claramente a esa pareja le falta algo.
Estas conversaciones no desgastan pero no aportan nada a la relación de pareja. Dan una sensación de control y organización y de que se forma un buen equipo, pero quedan muy lejos de esas otras conversaciones que teníais cuando erais novios o de las que tienes cuando quedas con un amigo o una amiga.
Son conversaciones necesarias y que debemos seguir teniendo para organizar nuestro día a día, ahora bien, te puedes preguntar ¿Cómo les puedo dar un toque positivo? Quizás podemos alegrar nuestro tono de voz, sonreír o decir «fantástico, hacemos buen equipo». Cada uno con su estilo y sus expresiones, sin que resulte forzado, pero es recomendable poner esa nota positiva en este tipo de conversaciones recurrentes.
El peligro de las conversaciones logisticas es que rápidamente pueden derivar en conversaciones negativas.
Conversaciones Negativas
«Hola Cariño, ya estoy en casa. ¿La niña ha hecho los deberes? ¿Qué tiene para mañana?» este inicio de conversación rápidamente puede derivar hacia «Ostras, ha pasado toda la tarde contigo y sólo ha hecho los deberes de lengua! Mañana tiene un examen de mates.» Este es un ejemplo típico de conversación que empieza siendo logística (preguntando por los deberes de la niña) y se transforma en negativa porque pasa a ser un reproche a la pareja.
«El domingo hay la fiesta del amigo de Carlitos, ¿le puedes llevar tu? Es que yo quiero aprovechar para ir a hacer unas compras». Otras situaciones cotidianas, como en este ejemplo, son decidir quien va a buscar a los niños al colegio o quien los lleva a la fiesta del amigo. La conversación tiene una base logística pero pasa a ser una negociación sobre quien hace o quién deshace y eso supone hacer cesiones o sacrificios por una o por las dos partes.
Son conversaciones que nos desgastan y que nos hacen sentir mal. No necesariamente son grandes discusiones pero son conversaciones que nos aportan sensaciones negativas porque la pareja nos ha reprochado alguna cosa, porque nos hemos tenido que justificar o porque hemos tenido que ceder o sacrificarnos. En el extremo de las conversaciones negativas se encuentran las discusiones que se generan sobre una emoción negativa (‘no me gusta lo que has dicho o lo que has hecho’) y esconden o explicitan un reproche o un ataque a la pareja.
A las discusiones yo las llamo conversaciones desastrosas porque no aportan nada bueno; las discusiones destruyen. Si algo nos desagrada es sano decirlo, pero gritar y faltar al respeto no sirve para solventar el problema. Somos seres emocionales y, cómo hacen otros mamíferos, cuando nos enfadamos gritamos y ponemos cara de disgusto. Lo deseable sería que utilizáramos los circuitos neuronales del lóbulo pre-frontal que nos permiten gestionar las emociones y que decidiéramos no gritar sino conversar.
Además, en una discusión, las formas también son desagradables porque hay malas caras, gritos, movimientos de manos airados y a veces hasta objetos voladores. Un estudio del departamento de psicología de Harvard del año 2007 (tbc) desveló que las parejas que al hablar ponen cara de asco (micro-expresiones de desagrado) tienen los días contados.
¿Qué podemos hacer?
Es inevitable que la fase inicial de una relación dé paso a una etapa de relación menos intensa, pero está en nuestras manos no permitir que las conversaciones que tenemos nos lleven por el camino de la desidia y la desilusión. Cambiando el tipo de conversaciones que tenemos, podemos cambiar la relación con nuestra pareja y podemos recuperar la ilusión que quizás hemos perdido o que se ha diluido.
El primer paso es tomar consciencia del tipo de conversaciones que tenemos. ¿Son positivas, neutras, logísticas o negativas? Una buena estrategia es minimizar las conversaciones negativas (en futuros posts del blog veremos cómo), transformar las conversaciones neutras en positivas, y hacer un esfuerzo por tener más conversaciones de esas que nos gusta tener; para ello, antes de entrar en casa, te puedes imaginar que estás punto de ver un amigo o una amiga con la que hace tiempo que no hablas: ¿Con que actitud le explicarías las cosas?