La calidad de tu motivación

La calidad de tu motivación se mide con el sufrimiento que estás dispuesto a soportar para lograr tu objetivo. Llano y claro; plain and simple. Me gustaría que fuera distinto pero lograr objetivos y alcanzar sueños requiere esfuerzo, sacrificio y sufrimiento. Mark Manson, emprendedor y ‘world-traveller’, explica que mucha gente se le acerca y le dicen que quieren ser emprendedores; él les pregunta: ¿Estás dispuesto a trabajar mucho, tener incerteza sobre el éxito, correr riesgos económicos, sacrificar parte de tu vida personal?. En otras palabras, Manson les pregunta ¿Cuánto estás dispuesto a sufrir por aquello que quieres?. A mi me gustaría ser un buen jugador de tenis pero, aunque me cueste reconocerlo, la verdad es que no estoy dispuesto a levantarme a las 6am para ir 2 horas a entrenar cada día. Reconocer y aceptar la calidad de tu motivación ayuda a no frustrarse deseando algo por lo que nunca trabajarás suficiente para lograr.

Sin embargo, lo que para algunos es sufrimiento, para otros no lo es. Mi amigo Iván, el osteópata que me cruje la espalda de vez en cuando, tiene un hijo de 9 años que está apasionado ( ¿O debería decir obsesionado?) por el fútbol: duerme con una pelota al lado, y cuando se levanta sólo piensa en jugar, jugar y jugar; es lo único que quiere hacer durante todo el día. Su sueño es ser futbolista profesional y, en este momento de su vida, está dispuesto a centrar todos sus esfuerzos y energías en lograrlo. Esa obsesión le da la energía para sufrir, o aún más, para no calificar como sufrimiento todo su sacrificio: levantarse temprano aunque esté cansado, jugar bajo el sol, y dejar de hacer otras cosas.

¿Cuánto estás dispuesto a sufrir para lograr aquello que quieres? Debemos entender los motivos que hay detrás de aquello que deseamos para entender la calidad de nuestra motivación. Si deseas algo con la suficiente fuerza es muy probable que lo logres.

Tener sueños es muy bonito y muy necesario. La mayoría de las personas tienen muchos y diversos objetivos (adelgazar, comprar una casa nueva, leer un libro); los objetivos que calificamos como sueños son aquéllos que son grandes y tienen un efecto importante en nuestra vida (por ejemplo, ser emprendedor y montar una empresa). ¿Cuál es tu sueño? ¿Que otros objetivos tienes? La energía que tenemos es limitada y no podemos marcarnos demasiados objetivos porque no podremos centrar esfuerzos en todos ellos. Mi amigo Oriol Marcos siempre me recuerda que su madre le decía «Quién mucho abarca poco aprieta«.

Lograr objetivos requiere motivación. Lograr sueños requiere pasión; es decir, lograr sueños requiere mucha motivación, poner todo tu ser en ello. Mario Alonso Puig nos dice «sueña a lo grande para ilusionarte y actúa a lo pequeño para no frustarte». Ciertamente la ilusión es una potente fuente de motivación, pero hay otros elementos que también debemos considerar:

A) Motivación positiva
Una parte importante de nuestra motivación proviene de los beneficios que nos traerá lograr nuestro objetivo. Yo este año 2018 me he propuesto adelgazarme y ponerme en muy buena forma física (incluso llegar a marcar la tableta de los abdominales). Mi fuente de motivación positiva es verme guapo, ser más atractivo, que mi mujer me lance un piropo, sentirme más fuerte, e incluso la satisfacción de lograr algo que siempre me había atraído pero que nunca había pensado que podría hacer. 

En las clases que doy en el IESE enseño a directivos que para persuadir a un equipo debemos explicarles los beneficios que lograrán si siguen tus recomendaciones. Es la técnica de la ‘cuchara‘, según la llama el conferenciante motivacional Craig Valentine, que consiste en exponer las cosas buenas que te va a traer el esfuerzo; por eso abres la boca para recibir con una cuchara la medicina que tiene un sabor amargo -pero que te va a ayudar-.  

Cuando te marques un objetivo, coge un papel y escribe todos los beneficios que te va a traer lograrlo. Si los pones por escrito, esos beneficios cogen más claridad y más fuerza, y por tanto son una mayor fuente de motivación.

B) Motivación negativa
La motivación negativa es la gran olvidada! Y sin embargo es la fuente de motivación más potente. Es la técnica del ‘cuchillo’, según Craig Valentine, con la que nos enfocamos en sentir el dolor que tendremos si no actuamos. Sentir dolor es un estímulo (motivación) muy potente para actuar. Mi amiga Maty Tchey se rompió el tobillo (de hecho, se rompió todo lo que hay dentro del tobillo: huesos, tendones, ligamentos) y, después de la operación y el reposo, cuando empezó la recuperación, el fisio-terapeuta le dijo «nunca volverás a bailar». Oír esta frase hizo que Maty se activara, pensara «ya verás si no volveré a bailar», y empezara a hacer el doble de ejercicios diarios de rehabilitación. Maty aún está en proceso de recuperación pero está avanzando mejor que el pronóstico inicial y, con su dedicación y esfuerzo, todo apunta que pronto estará de nuevo en un pista de baile.

C) Saboteadores de la motivación
«Si fuera tan fácil todos estaríamos delgados» afirmaba la abuela del psicólogo Victor Amat. ¿Por qué tiramos la toalla a medio camino? Mi objetivo de adelgazarme y ponerme muy en forma requiere comer sano y realizar 20 minutos de ejercicios diarios (flexiones, abdominales, pull-ups); cada día debo encontrar la fuerza (motivación) para bajar a mi parking donde tengo el mini-gimnasio y hacer los ejercicios. Los objetivos los marca nuestra mente consciente, pero nuestro subconsciente los sabotea. Tu piensas (consciente) «no comeré chocolate porque engorda» y a la que te despistas tu mano (tu subconsciente) ya ha cogido un trozo y te lo ha puesto en la boca.

El subconsciente te sabotea recordándote los sacrificio que debes hacer y los placeres que te estás perdiendo; es decir te sabotea buscando mil excusas para no actuar. Es importante diferenciar entre la motivación de arranque y la motivación de mantenimiento. Al inicio, en el arranque, pensar en los beneficios es suficiente para ir al gimnasio; pero a las pocas semanas los saboteadores van cogiendo fuerza y necesitas la motivación de mantenimiento. En mi objetivo de estar delgado y fuerte mi subconsciente actúa como la voz del diablillo y me dice: 

  • Quédate en el sofá y mira aquella serie que te gusta
  • Hoy sáltate los ejercicios, ya los harás mañana
  • Hoy estás muy cansado; hoy ha sido un día muy duro
  • Cómete un croissant para merendar; te lo mereces!
  • No fuerces demasiado a tu cuerpo, no es bueno, descansa
  • Y un largo etcétera de excusas

¿Qué estrategias tenemos para luchar contra los saboteadores? La mejor estrategia es pensar poco (no escucharlos); una vez has tomado la decisión de hacer algo, simplemente hazlo y si vienen pensamientos saboteadores a tu mente ignóralos y déjalos pasar. Estoy perdido si cada, antes de hacer los ejercicios, tengo que tener un diálogo conmigo mismo para auto-convencerme que debo hacerlos. Una vez tomada la decisión ‘voy a entrenar cada día’ lo mejor es actuar sin pensar. Algunas ideas que nos ayudan en función del tipo de objetivo que tengamos son:

  • Integrarlo en tu rutina: en lugar de estar pensando cuando debo hacerlo, cada día cuando llego a casa sé que voy a hacer los ejercicios.
  • No pensar en el esfuerzo que supone sino solo en el siguiente paso a dar
  • Centrarte en la satisfación que tendrás al final (fija tu mente en esa sensación)
  • Celebrar las metas volantes; cada vez que logres un hito en el camino hacia tu objetivo, celébralo y date un premio

Los saboteadores son muy potentes porque, en algunos casos, en función de la persona y el objetivo concreto, puede haber creencias y valores que jueguen en contra del objetivo. Igual quieres dejar de fumar pero una parte de ti piensa, por ejemplo, que fumar  te permite socializar y te hace más interesante; estas creencias van a sabotear tus intentos de dejar de fumar. Si has intentado varias veces lograr un objetivo y tus saboteadores internos han ganado -has abandonado-, te recomiendo que no lo sigas intentándo porque será un derroche de energía brutal. Acepta que no lo vas a hacer y espera hasta que tus valores y creencias cambien; o toma consciencia de cuáles son y trabájalos para modificarlos antes de volver a ponerte manos a la obra con el objetivo.

En resumen …
Marcarnos objetivos es necesario para dirigirnos hacia la vida que deseamos tener. La motivación es la gasolina del cerebro; si no tenemos motivación no lograremos ningún objetivo. Nos ayudará entender que existe una motivación positiva, basada en los beneficios que vamos a obtener, una motivación negativa, basada en el dolor que sentiremos si no actuamos, y unos saboteadores internos que nos darán mil excusas para no esforzarnos y tirar la toalla. Los grandes objetivos, que llamamos sueños, requieren de altas dosis de motivación; yo la llamo pasión. La pasión nos llevará al éxito y para lograrlo hay que sufrir por el camino. Termino con la misma frase con la que empezaba: La calidad de tu motivación se mide con el sufrimiento que estás dispuesto a soportar para lograr tu objetivo. ¿Cuál es la calidad de tu motivación?

Quiero cerrar esta reflexión con unas palabra de Jim Rohn, gurú motivacional, que aplican a la actitud que decidimos tener en la vida: «Tenemos que elegir entre el dolor de la disciplina y el dolor del remordimiento«. ¿Tú que eliges?

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