La pasión de Al Pacino

En la película «Un domingo cualquiera» («Any given sunday»), Al Pacino da un discurso memorable de motivación

 con el que consigue cambiar el sentimiento de derrota de los jugadores del equipo de fútbol americano Miami Sharks por un sentimiento de «creerse capaces» de ganar el partido y dar la vuelta a su destino. 

En el descanso del partido que van perdiendo, Al Pacino entra en el vestuario y se encuentra a los jugadores abatidos pero en sólo cuatro minutos consigue darle la vuelta para que los jugadores salgan al campo dispuestos a morir luchando creyendo en sus posibilidades de ganar.¿Cómo consigue Al Pacino ser tan efectivo con su discurso? 

Analizar sus palabras nos servirá para identificar las técnicas que él usa y, de esta forma, poderlas utilizar en el próximo discurso de motivación que tengas que dar.

Te recomiendo primero ver el video y a continuación te muestro la versión original en inglés, con subtítulos en español, para escuchar la fuerza que Al Pacino da a su discurso, ya que la versión doblada en castellano no es lo mismo.

Al Pacino hace una interpretación magistral y sabe combinar a la perfección un tono inicial de tristeza y hundimiento con una segunda parte de pasión, energía y enfado que sirve para remover consciencias y lograr que los jugadores saquen lo mejor que hay en ellos. Existen tres aspectos que tenemos que conocer bien antes de preparar un discurso de motivación:

  • Se necesita un desafío difícil de alcanzar para elevarlo a la categoría de «gran» reto. En «Un domingo cualquiera» el desafío es ganar el partido que está muy cuesta arriba y Al Pacino lo convierte en un «gran» reto: no es solo ganar el partido sino ganar «la mayor batalla de nuestras vidas profesionales».
  • También hay que decir cuales son las consecuencias dolorosas en caso de no superar el reto. Si no ganan el partido quedarán hundidos a nivel profesional y serán unos fracasados a nivel personal.
  • Si bien el reto es mayúsculo, la solución tiene que ser asequible y solo depender de ellos: luchar por cada pulgada como si les fuera la vida. Si se centran en esto podrán conseguir el gran objetivo de ganar la mayor batalla de sus vidas.

Con estos tres elementos en mente vamos a ver a continuación cuales son las claves del contenido, la estructura y la entrega de las dos partes del discurso. Seguro que puedes sacar buenas ideas para tu próximo discurso.

La parte inicial de «tono bajo»:

  • Hay un aspecto crucial cuando te diriges a una audiencia a la que pretendes motivar: primero hay que igualar su estado emocional para después llevarlos hacia el estado emocional que tu quieres. Es decir, primero igualar y después liderar. Al Pacino empieza con un tono de voz bajo, hablando lento y con todo su cuerpo manifestando su hundimiento porque así es como se sienten los jugadores.
  • En los momentos iniciales del discurso, Al Pacino describe el reto que tienen enfrente como «la mayor batalla de nuestras vidas profesionales» para elevarlo a la categoría de gran epopeya por la que merece la pena luchar. También describe el sentimiento que todos están experimentando («estamos en el infierno») ya que, si eres realista y expones lo complicada que es la situación, la propuesta que hagas a continuación será más creíble (sino podrían pensar «es un soñador, no sabe lo difícil que es»).
  • Desde bien al principio Al Pacino apunta que hay esperanza («nos podemos quedar en el infierno o podemos luchar para salir hacia la luz») y da su fórmula para superar el reto («tenemos que sanar como equipo y luchar por cada pulgada»). Es decir, desde el principio hace una declaración de intenciones y lanza su mensaje; aunque al principio no tiene mucha fuerza y será después cuando le pone toda la carga emocional.
  • Además añade el paralelismo con su situación personal para conseguir aun mayor conexión emocional y ser más creíble. Les dice que en el fondo son iguales ya que su vida también es un infierno: «he despilfarrado mi dinero, he apartado a todas las personas que me han querido y no me puedo ni mirar al espejo». Tras pronunciar esta frase el lenguaje no-verbal trasmite mucho: se queda mirando al suelo abatido y hace una pausa dramática de 4 segundos.Y entonces explicita el paralelismo entre su vida y el fútbol para mostrarse cercano a ellos: «la vida al igual que el fútbol es un juego en el que hay que sumar pulgadas»
  • Hacia el final de esta primera parte, los jugadores ya empiezan a sentir en su interior un sentimiento de rebeldía hacia sus propias emociones. Esto es una reacción humana que nos pasa a todos; cuanto te dicen «ay! pobrecito, estás muy mal y tu futuro es muy difícil» dentro nuestro surge un sentimiento de «yo voy a luchar para superar las dificultades». Y sobre esta base, empieza la segunda parte del discurso.

La segunda parte con «tono alto»:

  • Después de tocar fondo con sus palabras y sus emociones llega el resurgimiento con fuerza para lanzar a los jugadores hacia la hazaña. Al terminar su historia personal dice «las pulgadas están en todos lados a nuestro alrededor» y empieza el resurgir. Y esto no lo consigue solo con las palabras sino también con la proyección de la voz y de la energía de todo el cuerpo. Se nota un cambio en la determinación de sus palabras y empieza a proyectar convencimiento. Esa energía continua hasta el momento más álgido del discurso cuando dice con voz muy excitada «porque cuando sumemos todas esas pulgadas van a hacer la diferencia entre ganar y perder; entre vivir y morir»
  • La fórmula para superar el gran reto es muy sencilla «ganar una pulgada cada vez» y este plan depende de cada uno de ellos «conquistar pulgada a pulgada y sacrificarse por el equipo». Ganar el partido es el reto del equipo pero el plan de acción es individual y esto permite que los jugadores piensen «esto yo lo puedo hacer!»
  • Para darle dramatismo y conseguir mover las emociones Al Pacino hace una llamada a la épica invocando la lucha a vida o muerte al decir «hay que estar dispuesto a luchar y morir por cada pulgada» y para terminar afirma «o nos curamos como equipo o morimos como individuos»
  • Sus últimas palabras son una pregunta abierta que permite que explote la energía de los jugadores: «Qué vais a hacer?». Esta pregunta hace que los jugadores se tengan que responder a si mismo «yo puedo, nosotros podemos, lo vamos a conseguir!»

En definitiva Al Pacino utiliza las palabras adecuadas para motivar a los jugadores pero sobre todo busca la conexión emocional para transmitirles el sentimiento de «podemos y vamos a luchar por ello». Para motivar es necesario mover emociones, no se puede motivar desde la lógica. Hemos visto que tanto la entrega como la estructura y el contenido son importantes para conseguir motivar a nuestros oyentes, y debemos primero igualar sus emociones, a poder ser usando una historia personal, para después guiarlos hacia un sentimiento de lucha y superación. 

Tenemos mucho que aprender del discurso de Al Pacino y espero que en tu próximo discurso de motivación uses algunos de estos recursos. Busca la conexión emocional y habla con pasión!

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